Introducción a Clase II esqueletal.
La Clase II es una de las anomalías dentofaciales más comunes tratadas mediante cirugía ortognática. Esta condición se caracteriza por una discrepancia entre la posición del maxilar superior y la mandíbula, donde el maxilar se encuentra adelantado, o la mandíbula retraída. Este desajuste puede afectar tanto la estética facial como la funcionalidad de la mordida, impactando la calidad de vida del paciente.
En esta página, exploraremos los diferentes tipos de clase II esqueletal, así como los enfoques quirúrgicos más comunes para su corrección.
Problemas principales en pacientes Clase II
Alteraciones estéticas
Los pacientes con anomalía Clase II suelen presentar una mandíbula retraída, lo que se traduce en una pobre profundidad del cuello y un mentón poco prominente (hipomentonismo). Esta condición a menudo va acompañada de una escasa definición del borde mandibular y una falta de angulación marcada, lo que puede dar lugar a un rostro redondeado en el que la nariz, sin ser necesariamente grande, tiende a destacar.
En algunos casos, los pacientes con Clase II tienen un perfil facial alargado (dólico facial), donde el maxilar superior crece de manera vertical. Esto produce un tercio medio del rostro aplanado, con una exposición significativa de los dientes en reposo y una notable cantidad de encía al sonreír. Además, la retracción mandibular acentúa la falta de definición tanto en la mandíbula como en el mentón, contribuyendo a un perfil menos armonioso.
Disfunción Temporomandibular
El dolor al masticar o los dolores de cabeza debido a una mala oclusión son problemas comunes, especialmente en pacientes con Clase II. Estos pacientes, para mejorar la alineación de sus dientes, tienden a adelantar la mandíbula, lo que les permite masticar y funcionar mejor.
Sin embargo, este esfuerzo adicional sobrecarga la musculatura y la articulación temporomandibular, lo que puede causar dolor muscular o articular, a menudo asociado con dolores de cabeza y cuello. Además, esta sobrecarga puede provocar alteraciones en la articulación, como ruidos o bloqueos que dificultan la apertura y cierre de la boca.
Alteraciones Estructurales de la ATM
En pacientes con Clase II, es común encontrar daño o remodelación articular en el cóndilo mandibular. Tanto en jóvenes como en adultos, no es raro detectar afecciones como artritis o artrosis en la articulación temporomandibular, lo que implica un deterioro del hueso que, de no ser tratado, podría avanzar hacia un estado terminal, requiriendo eventualmente una prótesis articular. Este tipo de daño es frecuente en pacientes con Clase II, por lo que es fundamental que reciban tratamiento quirúrgico adecuado para restaurar una función correcta y prevenir complicaciones graves.
Alteraciones dentales o periodontales:
La mala distribución de fuerzas en pacientes con Clase II puede provocar un desgaste excesivo de los dientes y afectar el tejido circundante, lo que lleva a la pérdida de hueso y encía alrededor de los dientes. Por esta razón, es común observar recesiones gingivales en caninos, premolares e incluso molares en pacientes jóvenes, algo inusual en personas de esta edad que no presentan problemas de infección periodontal, como la enfermedad de las encías.
Alteraciones en la vía aérea
Los pacientes con Clase II presentan una mandíbula retraída, lo que comprime las estructuras internas, como la faringe, y reduce el flujo de aire. Esta retracción mandibular, sumada a la posición de la lengua y los músculos asociados, contribuye a la obstrucción de la vía aérea. Como resultado, el paciente experimenta dificultad para respirar y puede desarrollar apnea obstructiva del sueño.
Tipos de cirugía aplicadas a pacientes clase II
Cirugía mandibular con o sin mentón
Cuando la anomalía de Clase II no es muy severa y la relación entre el labio y el diente superior es adecuada, con buena exposición dental y una sonrisa armoniosa, es posible considerar una cirugía de avance mandibular, con o sin intervención en el mentón. La necesidad de tratar el mentón dependerá de su forma.
Los pacientes que requieren una corrección del mentón generalmente presentan hipomentonismo, es decir, una falta de definición en la que no se observa claramente el surco mentolabial.
Solo mandíbula (Marjorie)
Paciente clase II, con una discrepancia dentaria sagital, con un buen tercio medio, buen soporte de labio superior, buena forma de mentón que solo sea un cambio funcional y no estético
Mandíbula y mentón (André Picarte)
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Cirugía bimaxilar de avance
Este procedimiento quirúrgico implica el avance tanto del maxilar superior como de la mandíbula, lo que permite corregir la maloclusión y mejorar el perfil facial. Al mover ambos huesos hacia adelante, se logra una mejor alineación de los dientes y una mayor armonía en las proporciones faciales.
Este tipo de cirugía es ideal para pacientes con Clase II donde ambas estructuras óseas están involucradas, contribuyendo a un resultado estético y funcional óptimo.
Cirugía bimaxilar de rotación antihoraria
Esta técnica quirúrgica se utiliza para corregir la posición de ambos maxilares mediante una rotación en sentido antihorario.
Es especialmente útil en casos donde la mandíbula necesita ser adelantada y el maxilar superior reposicionado para lograr una mejor relación maxilomandibular.
Este enfoque no solo mejora la oclusión, sino que también contribuye a una estética facial más equilibrada, corrigiendo la altura facial excesiva o la sobremordida vertical.
L invertida
La técnica de L invertida es un procedimiento especializado utilizado para corregir deformidades faciales complejas. Consiste en realizar cortes en forma de L en los huesos maxilares, lo que permite una movilización precisa de las estructuras óseas.
Esta técnica es particularmente efectiva en casos donde es necesario ajustar tanto la altura como la proyección del maxilar, mejorando tanto la función como la estética del paciente.
Distracción Osteogénica Sagital
Este procedimiento utiliza un dispositivo especial para alargar gradualmente los huesos mandibulares. La distracción osteogénica se realiza mediante la colocación de un dispositivo que, tras la cirugía inicial, permite extender lentamente el hueso a lo largo de varias semanas.
Este método es ideal para pacientes que requieren un aumento significativo en la longitud mandibular y es menos invasivo que otros procedimientos de avance óseo.
Cirugía con prótesis faciales
En casos donde se busca mejorar la estética facial, la cirugía con prótesis faciales es una opción efectiva. Este procedimiento implica la colocación de implantes faciales para mejorar la estructura y el contorno del rostro.
Es comúnmente utilizado en combinación con cirugía ortognática para lograr un resultado más armonioso, particularmente en áreas como el mentón, los pómulos o el ángulo mandibular.
Prótesis Articular + Ortognática
Esta técnica combina la cirugía ortognática con el reemplazo de la articulación temporomandibular (ATM) por una prótesis. Es una opción para pacientes con daño severo en la articulación, como artritis avanzada, donde la articulación original ya no puede funcionar adecuadamente.
Al reemplazar la ATM y realizar ajustes en los maxilares, se logra una mejora significativa en la función mandibular y en la calidad de vida del paciente.